septiembre, siempre

No te vi pero te pensé No te vi pero te abracé Te veo de lejos Imágenes intocables que contagian tus vibraciones No estuve cerca pero pensé en tu sentir En tu alegría, en tu emoción, en tu lucha diaria e inquebrantable Ríos que no se detienen y desembocan en tu mar de deseos Pensé en compartir Pensé los temores Pensé en las risas Pensé en las canciones Pensé en el vivir Pensé en ti En tu guerra constante Tu pasión imparable Te sentí, te pensé No estuve ahí pero sin duda te abracé

setenta y siete

al final del día la recuerdo como al inicio del mismo

desearía tener flores para este momento

su figura aparece antes que los sueños, mira, observa, calla y acompaña con su silencio cálido que abraza todos mis sentidos la miro, entonces la recuerdo más cercana que cada una de mis mañanas soleadas de enero, de la infancia mientras da beber a las flores y las plantas se alegran de su existencia sus silbidos encienden mi curiosidad por leer las mentes, para así saber qué piensa, qué siente, conocer sus más preciados deseos; conocer más allá de sus dolores, de sus penas y la incertidumbre que no la abandona y le borra la sonrisa por temporadas larguísimas que parecen no tener final

ahora, la leo desde lejos, no me abandona aunque no sepa acompañarla si tan sólo hubiese aprendido a tiempo a abrazarla y besarla ¿qué es el tiempo? absurda, ¿"a tiempo"? se marcha, ¿volverá?

volverá convertida en mi deseo de libertad, -su libertad- la nuestra

entonces el tiempo nos transformará en eternidad eternidad liberación y eternidad

Soñar (me-nos)

escribir arcoiris en mis ojos

volver el camino tantas veces

que mis pies lo memoricen

lo dancen

lo habiten

lo creen

descifrar pa(i)sajes

desplegar

el trance

revivir a diario

a tientas

y después, bailar

atizar mis pasos

los cabellos

mostrarme

vulnerarme

tejerme deseos

aprender a leerme -entre sueños-

entiendo mis (hu)ecos

llover en versos tibios

acariciar(me) el frío

leerme hasta los huesos

sábados o interminables domingos

(agosto 8, 2020)